La casa se ha llenado de un aroma a comida. Mi mamá ha ido al mercado y ha traido con ella unas piezas de pollo y unas cuantas verduras, al parecer preparara un caldo. Me levanto de mi sillon y voy a la cocina, quiero saber que esta preparando esta vez. Ella apurada y concentrada en su arte corta, vigila, pela y lava todos los ingredientes, un ojo al gato y otro al garabato como dicen por ahi
-¿Qué estas haciendo mamá?
Preparo un consome de pollo para la comida
-¿Qué más?
Creo que sobro comida de ayer, hay que terminarsela, sacala del refri y pasamela.
Ahi voy yo, de regreso al refri, lo abro y se enciende ese pequeño foquito que me permite ver que es lo que guarda en sus entrañas, hay de todo, guardado en pequeñas cajitas de plastico, como si fueran tesoros que uno puede ver pero jamas tocar, busco lo que comimos ayer pero no lo encuentro, sera mejor preguntar
-¿Dónde esta?
Junto a la papaya, en un trate azul con tapa roja.
Ahora sera más facil encontrarlo, me agacho un poco y lanzo una rapida mirada buscando esa papaya, ahi esta, junto al traste azul de tapa roja, lo tomo y se lo llevo, se lo entrego y regreso a mi actividad anterior, leer el periodico.
De repente, viene mi mamá con unas servilletas en la mano, como si fuera una ofrenda sostiene en sus manos los huesos de pollo utilizados para el caldo, avanza a paso veloz, estan calientes, me imagino
-¿A dónde vas?
Le dare los huesos al negro
Entonces me levanto y la sigo, ella sale y se asoma atraves de la reja, yo me quedo en el umbral de la puerta observando
Negro!
Ha lanzado el llamado. Ahi viene el negro, a paso lento pero constante, avanza sin titubear con la vista fija en las manos de mi mamá, empieza a avanzar más rapido, pobre, tiene hambre
Aqui estan, toma negro, son para ti
Exclama mi tia y observa durante unos instantes como el negro saborea su manjar, su tributo y pago. Mueve la cola y se hecha afuera de la pequeña barda, yo lo observo desde la seguridad del umbral de la puerta, no es que sea bravo pero si es ya mayor, tiene muchos años, desde mi niñes lo recuerdo. No sé cuanto tiempo lleva aqui ni como fue que llego pero ahora esta
Quitate, dejame pasar
Mi mamá me saco de mi trance, avanzo unos pasos y me siento a su lado, el negro me dirige una mirada, sigue comiendo y yo lo observo comer.
El negro es el perro comunitario, vive de todos y para todos. Todos le damos de comer y a todos cuida, cuando me voy ahi esta él, hechado en alguna parte del andador, con la cabeza apoyada en el suelo, siempre le digo
-Hola negro
Y él me voltea a ver, no sé si sepa que Negro es su nombre pero siempre que dices esa palabra el responde invariablemente, sera la costumbre. Al regresar ahi sigue, tal vez habra cambiado de posición o de lugar pero no se va, si esta a mi paso lo saludo de nuevo, siempre le digo lo mismo
-Hola negro
Él me regresa el saludo con una mirada, sus ojos color miel tienen un brillo especial, el brillo de los años vividos. A veces, se inclina y me muestra la panzita, me acerco a él y se la sobo, siempre con movimientos circulares, a él así le gusta pero siempre que estoy con él algo sucede que se va, es un perro fiel y noble, ante cualquier cosa fuera de lo normal acude a ver que esta pasando.
Es su forma de dar las gracias. Ahi va el negro con su andar lento y constante, tiene que defender a su andador, a su familia adoptiva.
Bueno, primero que nada, he de darte las gracias por avisarme de tus nuevas entradas, es un gesto muy dulce de tu parte :)
ResponderEliminarSegundo, ¡Qué lindo esta esto!
Sí, ya te lo dije como tres veces en menos de diez minutos, sin embargo, lo vale, realmente me transmitiste ternura en este texto. Me ha gustado bastante n,n
Un gran beso <3