miércoles, 28 de enero de 2015

La pureza de la víctima y la maldad del victimario


El pasado lunes 26 de Enero del año en curso, tanto El financiero como La razón dedicaron sus portadas a Felide de la Cruz Sandoval, uno de los voceros oficiales de la asamblea de padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos desde el 27 de Septiembre pasado. Ambos rotativos informan que De la Cruz es un docente de educación básica cuya plaza está en Acapulco y que, además, pertenece a la CETEG, organización sindical que junto a otras más, como la UPOEG, han participado en las protestas para exigir la presentación con vida de los desaparecidos. Los rotativos destacan que el docente no forma parte de aquellos que tienen desaparecido a un familiar, es decir, no es padre, hermano, tío u abuelo de alguno de los 43. Por el contrario, su hijo está vivo y estudia el cuarto año en la normal de Ayotzinapa.

En el diario La razón, el encabezado de la nota señala: Maestro que no da clases dirige a padres de los 43.  A lo largo del texto se señala que De la Cruz Sandoval tiene un largo historial como partícipe de otros movimientos sociales, se hace un recuento de ellos así como de la demanda que contra él y otros docentes levantó la SEP por la toma de planteles educativos en 2011. Por su parte, El financiero publica el siguiente párrafo como parte de la nota dedicada a De la cruz: "Se aprovechó del desconcierto de los padres de los 43 normalistas, para involucrarse, como uno más de ellos, convirtiéndose en su voz. Pero él no perdió a su hijo y ha puesto su experiencia en movimientos para reclamar justicia". 

Pero, más allá de dar a conocer la información referente al caso, por lo menos La razón, se ha dedicado a publicar información en torno al movimiento y a quienes lo integra con el objetivo de desacreditarlo, e incluso denostarlo, al punto de relacionarlo con la guerrilla y supuestos intentos de tomar el poder en el estado de Guerrero. 

La razón forma parte de aquellos medios que intentan desacreditar el movimiento en lugar de cuestionarlo. Aquí no se trata de establecer una defensa a ultranza del movimiento, tampoco de decir que toda forma de protesta es válida y que ésta no debe tener consecuencias, tampoco se pide que la información sobre los integrantes del movimiento, en este caso De la Cruz Sandoval, sea eliminada o no difundida; sin embargo, hay que establecer la distinción entre cuestionar y denostar. La forma en cómo los diarios ya mencionados redactan y difunden sus notas no hacen más que mostrar lo que, en su visión, descalifica al implicado, no lo cuestiona en sus dichos o forma de pensar sino que lo descalifica de manera moral. 

Lo anterior forma parte de una estrategia para hacer frente a la protesta social, a la que estos diarios no hacen más que colaborar. Toda la información que se difunde sirve, no solo para mantener informado al público, sino para denostar a personas y movimientos sociales, el caso de De la Cruz Sandoval es claro, El financiero dice que se "aprovechó" y que "él no perdió a su hijo", insinuando que él no tiene porque estar ahí. 

Pasa que el tratamiento periodístico de algunos medios está basado en la distinción entre pureza de la víctima y maldad del victimario. Ejemplos de lo anterior sobran, la víctima tiene que pecar de inocencia para ser tratada como tal, aun que esto no sea la constante, basta recordar cuantas veces se nos ha dicho que los muertos son productos de enfrentamientos entre bandas criminales, se les siembra armas incluso, como a los estudiantes del Tec de Monterrey asesinados en aquella ciudad; por el otro lado, basta voltear a ver a Iguala y su expresidente municipal, José Luis Abarca, quien ha sido comparado con Macbeth como forma de explicar su comportamiento. 

Resulta peligroso seguir abordando la protesta social con la distinción pasada, para quienes se valen de ella un manifestante que es golpeado al ser detenido durante una protesta social no alcanza el estatus de víctima porque inmediatamente se le cuestiona: ¿qué hacía ahí? ¿por qué no estaba en su casa? Lo mismo vale para el estudiante, si era estudiante, ¿qué hacía en una marcha y no en su escuela? Esta distinción opera certificando, pocos son los casos, o negando la probidad moral de aquel que aspira al estatus de víctima, y satanizando de más a quien es el victimario. Lo peligroso del uso de esta distinción, ocupada la mayoría de las veces a discreción por los medios de comunicación y muchas  veces sin saber por otros, es que el abuso del policía contra el manifestante queda en segundo plano, tiende a responderse: por algo habrá sido, se lo buscaron. 

Una de las consecuencias de pensar de esta manera es que ante cualquier manifestación se pregunta ¿quiénes protestan? y no ¿por qué protestan, cuál es el motivo? La distinción opera preguntandose, pues, por identidades y no por motivos para protestar. Siendo así, Felipe de la Cruz Sandoval no tiene motivos para protestar junto con los padres de los normalistas, puesto que su hijo vive, y de tajo se elimina la posibilidad de que este hombre lo haga por convicción, solidaridad o cualquier otro motivo. De inmediato se asevera que se "aprovechó.

Utilizando la distinción pureza de la víctima y maldad del victimario es que operan muchos medios de comunicación y conciencias, están más ocupados en extender certificados de pureza y de maldad que en buscar castigo a los abusos y asesinatos. Sin duda tenemos que seguir indagando en los personajes que integran el movimiento en pro de los normalistas pero no olvidemos que el objetivo principal es, y seguirá siendo, su presentación con vida y el castigo a los responsables, tanto por omisión como por comisión.




 















Link a la nota de La razón: http://www.razon.com.mx/spip.php?article245394
 


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